viernes, 16 de abril de 2010

Sueño

Un suave día de primavera ella murió... no pude salvarla.
Llanto amargo por su pérdida.
Esquirlas de mi corazón clavadas en mi alma.
Lejos... muy lejos quedó el susurro de su aroma que enmudecía mis sentidos.
Ya sólo queda la ira. La rabia.
La desesperanza... ya sólo queda esperar al día que me recojan sus tersos brazos, ya que aún muerta... me sigue esperando.

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